PAULA ALMERARES

Entrevista con la soprano Paula Almerares – Ramón Jacques

La soprano Paula Almerares ha tenido una destacada carrera al lado de importantes directores y cantantes del circuito operístico internacional y se ha presentado en importantes escenarios entre los que se pueden enumerar: el Metropolitan de Nueva York, La Fenice de Venecia, Regio de Torino, San Carlo de Nápoles, Opera de Roma, Massimo de Palermo, la Opera de Roma, pero nunca alejándose del Teatro Colón de Buenos Aires o del Teatro Argentino, de su ciudad natal, La Plata en Argentina. Esta versátil y cordial artista nos obsequió unos momentos de su tiempo para conversar sobre su larga y prolífica carrera.

Ramón Jacques

¿A que atribuyes que exista tanta afición en la Argentina y que hayan surgido tantos cantantes líricos?

Creo que la afición a la opera se debe a que justamente desde hace un tiempo, existen diferentes instituciones, no solamente las que se conocen como: el Teatro Argentino de La Plata y el Teatro Colón, que han hecho que generaciones mas jóvenes puedan acercarse a ver y a escuchar la ópera. Quizás después de eso, les motive la idea que en un futuro ellos puedan estar en un escenario. Antes existían solo los dos teatros mencionados, o sea que en mi época era la única posibilidad que existía, y no cabía la posibilidad de debutar en un teatro mas pequeño, lo que hacia que todo fuera mucho más exigente.

¿Qué fue lo que te acercó a la ópera, como fueron tus inicios y tu debut profesional?

Lo que me acercó a la ópera fue un sueño que tuve, ya que estudié el violín 6 años, y pertenezco a una familia de músicos de tres generaciones, además, mi madre fue primera bailarina del Teatro Argentino. Mi padre tiene el “Cuarteto de cuerdas Almerares” de 35 años de trayectoria a nivel nacional e internacional y mi hermana, es solista de violonchelo. Recuerdo que a los 13 años me levanté un día y les dije a mis padres que quería estudiar canto. Para mi cantar era ópera, pues era lo que habitualmente escuchaba en casa y mi madre ponía discos de: Victoria de los Ángeles y de Regin Crespin. En un momento, un aria de La Condenación de Fausto con Regin me impactó de tal manera que quedó en mi subconsciente y a partir de ahí algo hizo que decidiera imprevistamente estudiar canto. Mi maestra fue Myrtha Garbarini (una gran cantante del Teatro Colón) y me perfeccioné en Francia con la famosa repertorista Janine Reiss. Mi debut fue en el Teatro Argentino de la Plata como Musetta, después de una audición. Ese fue mi debut en todo sentido, pues jamás había hecho un concierto ni siquiera con piano. En el Teatro Colon, debuté tres años después, luego de una audición con el director de orquesta Julius Rudel, ya que había sido elegida por los directivos del teatro, como cover sin función, para el papel de Antonia de los Cuentos de Hoffman. Como la soprano del primer elenco no podía estar en el estreno de la ópera, Julius Rudel quiso escucharme, pensando yo que era sólo para conocerme y sin saber yo que era para cantar en esa ópera. Me preguntó desde la platea qué iba a cantar, y respondí: Regnava nel silenzio de Lucia di Lammermoor. Canté y a los pocos minutos le dijo a los directivos que me quería a mí para la Antonia de los Cuentos de Hoffman, y fue el gran sueño de mi vida, pues el Hoffman era nada menos que Alfredo Kraus. Ese fue el comienzo y el lanzamiento de mi carrera nacional e internacional. Después realicé muchísimas óperas en el Teatro Colón como: Manon de Massenet, Don Pasquale, Falstaff, Elixir de Amor, Ermione, Romeo y Julieta de Gounod, La Bohème, y junto a cantantes como: Renato Bruson, Sherill Milnes, Mirella Freni (ella como Mimi y yo como Musetta), Nello Santi, Julius Rudel, Stanislaz Skrowaschevsky, Luis Lima, Raúl Giménez, Romano Gandolfi, y tantos otros. No solo realicé ópera en el Colón, sino también una gran cantidad de conciertos como: el Réquiem de Mozart, El Réquiem Alemán, Exultate Jubilate, Misa de Schubert, Alexander-Fest de Haendel, Misa en do de Mozart, y la Novena sinfonía de Beethoven con la Sinfónica de Israel y Zubin Metha.

¿Cómo te definirías vocalmente y cuál es el repertorio más apto para interpretar?
Definiría mis cualidades vocales como las de una soprano lírica con coloratura, con un color de voz mórbido y quizás hasta personal. Me siento bien en el repertorio lírico con coloratura en papeles como: Manon de Massenet, Romeo y Julieta, Liu de Turandot, Lucia di Lammermoor, que canté recientemente, La Traviata de Verdi y óperas de Donizetti y Bellini. Creo que además de lo vocal en mi se suma algo que hace que me sienta a pleno, que es lo interpretativo, ya que una vez que soluciono lo técnico, lo interpretativo es de suma importancia, porque para mí eso es hacer ópera.

¿A alguien que nunca haya escuchado tu voz, que sería lo primero que te gustaría que te escuchara cantar?

A quien nunca me ha escuchado le diría que escuche un poco de todo lo que he hecho y que personalmente elija. Para mí cada ópera tiene algo de especial y respeto muchísimo el hecho que el público disfrute lo que más le guste de mí.

¿Qué tan importante fue para ti el concurso La Traviata 2000 que se hizo en Pittsburgh, Estados Unidos?

El Concurso Traviata 2000 en Pittsburgh hizo que comenzara mi carrera internacional ya que tuve la gran oportunidad de ser dirigida por Lorin Maazel como director de orquesta, con puesta escénica hecha por Tito Capobianco. Finalmente, fue ahí donde conocí a mi primer manager. Éramos 11 concursantes las que llegamos a la final y esa noche el jurado escucho once veces el aria del primer acto y la del cuarto acto. Cuando salí a cantar, sólo pensé, que Dios ilumine éste momento y que sea especial para todos.

¿Cuáles son los momentos más destacables o más memorables para tí sobre un escenario?

Los momentos más destacables fueron cuando canté con Alfredo Kraus. El haber interpretado juntos ese acto de Antonia fue de tal magia que al día de hoy lo recuerdo y aquel hermoso público efusivo, que me marcó muchísimo. Por muchos años no pude cantar el papel de Antonia porque me traía recuerdos que pensaba que no se iban a repetir. Otro recuerdo increíble fue haber cantado con Plácido Domingo, en la reinauguración del Teatro Avenida de Buenos Aires y luego en Montevideo en un estadio para 50.000 personas, donde cantamos el dúo de Fausto, y el dúo del Gato Montes. Yo canté además el vals de Romeo y Julieta y O mio Babbino caro. Fue tan grande la energía que el emanaba como artista en el escenario, que hizo que en un concierto avanzara en años de estudio. Esto generalmente me pasó siempre con monstruos de la lírica como: Kraus, Domingo y también con Sherrill Milnes, en un concierto que hicimos juntos. Por supuesto, con Mirella Freni, compartir el escenario, intercambiar elogios y charlas fue emocionante. Otro gran momento increíble para mí fue cuando debuté en el Metropolitan Ópera, ya que después fui llamada tres años consecutivos para hacer Barbero y Benvenuto Cellini. El ser argentina y haber tenido esa gran oportunidad me llenó de satisfacción, y saber que otras argentinas como Delia Rigal, Adelaida Negri y yo, pisamos ese escenario me emociona. Quiero aclarar que mis grandes momentos incluyen cuando siento que el público me devuelve y me expresa con grandes aplausos y ovaciones todo aquello que trato de transmitir.

En suma ¿Qué te ha aportado o qué te ha dejado trabajar al lado de grandes colegas, directores de escena y musicales?

Bueno, trabajar con grandes colegas me dejó y me deja aún la experiencia de la emoción, la entrega, la entereza escénica, la conexión con el público, la seriedad profesional y humana, la humildad (fundamental en éste trabajo) y finalmente la energía que se produce a la hora de cantar y la devolución de los oyentes.

Además tu carrera internacional se ha desarrollado principalemente en Italia que es la cuna de la ópera ….

Mi carrera esta muy ligada a Italia pero ahora, gracias a Dios, se comienza a extender a otros países como Inglaterra y Francia. De a poco se va abriendo el campo y creo que ahora estoy aún más capacitada para enfrentarlo.

Participaste en la primera gira internacional del Teatro Colón en México con Turandot de Puccini ¿Qué significó para ti haber cantado aquella Liú?

Presentarme como Liú en México fue un desafío, pues nunca había cantado en esa ciudad y sabía de la exigencia del público y de la crítica, por eso traté de dar lo mejor de mí, preparándome muchísimo para llegar al mejor resultado. Fui acogida por el público mexicano de una manera generosísima y les agradezco, pues Liu fue y es para mí, uno de los roles que más mueven mis sentimientos personales. Agradezco lo que me dieron y quisiera volver a México y deseo que así sea para seguir teniendo buenos recuerdos y experiencias tan fuertes como lo fue esa Liú.

¿Qué te hace sentir la inminente reapertura del Teatro Colon?

La reapertura del Teatro Colon me hace sentir que vuelvo a casa. Me remueve todos los momentos en que estuve ahí y que estaré pues lo siento mío. Ha significado siempre mucho para mí y creo que como cantante nacional e internacional es donde di los primeros pasos en mí carrera y por supuesto así seguirá siendo.
Finalmente ¿Qué planes y sueños tienes para tu carrera futura?

Mis planes y mis sueños son los de seguir y seguir. Recoger continuamente experiencias y auto superarme constantemente, ya que eso es lo que me mantiene viva artística y espiritualmente. El camino sigue y quiero estar ahí también por todos los que hacen que pueda hacer éste trabajo maravilloso, por los que me apoyan y por el público.